Escribí estos relatos sueltos en completa soledad y a escondidas. Redacté durante mis desvelos, a toda hora, en todas las horas, a las tres de la madrugada en la cama con mi celular tapando la luz de la pantalla para no molestar a mi ex pareja.
Siempre sentí que mi presencia rompía las pelotas. Que cualquier cosa que hiciera molestaría y que no merecía la compañía de nadie. Que tenía que agradecer que me hablasen o que me considerasen.
Se me repitió tantas veces “puta...
Nueve de la mañana. Estamos en casa, como le digo ahora. Es un departamento piso 13, en pleno centro de La Plata, bien “paquete” como dirían mis vecinas. Antes, casa era en Escobar, de donde soy o era. Y éste, en unos años más, no será ya mi hogar. No querré entrar, no tendré valor para dormir acá. Cambiaré mi cama confortable para recostarme en sillones de salas desconocidas. Como la chica de la remera de Greenpeace en la canción de Los Redondos.
Las nueve, decía. Mar...